Reflexión Sobre El Mundo Amarillo

Lo primero, gracias Anuc por el comentario en la entrada anterior. Iba a responderlo en cuanto terminara el libro, pero casi mejor creo un tema nuevo, siguiendo con los amarillos. He acabado con las 168 páginas en día y medio. No es ninguna proeza. El lenguaje que utiliza es fácil, digamos. No me ha impactado, esa es la verdad. Pero que esto no influya para leerlo, porque lo digo basándome en que uno mismo es anormal a los ojos de mucha gente y, por tanto, que se escriba sobre puntos de vista diferentes a mí me resulta hasta aburrido, por estar cansado de escucharme. Así que todo lo que plantea antes del tema de "los amarillos", nada nuevo. Aprendizajes que te llegan sobre todo cuando has vivido experiencias que te hacen pensar en lo breve y pasajero que es todo. Las sugerencias que se dan a este respecto siempre me parecen algo "baratas" y bastante generales. Porque interrelacionar con los demás no es sencillo y plantearte estrategias absurdo. Casi nunca nada es o sucede como lo habías planeado. El concepto de "sal de casa o te pudrirás en ella" no es muy apropiado e incluso me parece esquizofrénico. Todos hacemos algo todos los días. Y da la sensación de que siempre tienes que tener planes o estás muerto. Pues no. Hay veces que es mejor no tenerlos y disfrutar apaciblemente del sofá. No pasa nada.

Deja lo que es la clave del libro en realidad para el final (como és lógico). El concepto del amarillo me llamó la atención, aunque creo que no lo remata bien. Me gusta como idea, pero no termina de quedar asentada. Demasiado compleja en algunos puntos, demasiado ambigua en otros, demasiado en el aire todo. Creo que no voy a desvelar el fondo de la cuestión, a sabiendas de que esto despierta de forma inmediata la curiosidad (marketing básico). Insisto en que para quien tiene puntos de vista diferentes, no es nada especialmente novedoso. Ayuda a etiquetar a personas que estaban más o menos descolocadas (pero no son muchas. Albert plantea que todos tenemos 23 amarillos, sin mucho fundamento tampoco. Te lo crees y ya). Para quien sea más tradicional en su forma de mirar le resultará una media tinta poco viable.

Lo gratificante de este y otros libros en la misma línea es que te deja la sensación de que, poco a poco y como dice la imagen, la vieja escuela se muere de vieja. Pasará como todo. Habrá quien no se atreva a tocar un ordenador y prefiera seguir con la Olivetti. El presente aún deja mucho que desear. Demasiada mentalidad neanderthal alrededor. Pero parece que el futuro promete. Paciencia. Nada se extingue de la noche a la mañana (salvo catástrofe).